NUEVA GUINEA, UN TERRITORIO DIVIDIDO
La isla de Nueva Guinea, la segunda más grande del mundo tras Groenlandia, nos deja un territorio muy poco conocido pero que, debido a su división en dos países diferentes, nos presenta una serie de cuestiones de inestabilidad interesantes de conocer para comprender mejor ciertos movimientos geopolíticos de la región. El lado oriental de la isla constituye el país de Papúa Nueva Guinea, mientras que la parte occidental pertenece a Indonesia. Este territorio cuya frontera ha sido trazada como otras muchas de forma artificial es un ejemplo más de los desaires que provocó la descolonización, y que hoy en día las heridas de esa época siguen aún palpables e influyen en los movimientos actuales de ambos países.
UNA ISLA Y DOS PAÍSES
La isla estuvo habitada por distintos pueblos papúes hasta la llegada de los europeos en el siglo XVI. En este momento pasaron por su territorio portugueses, españoles, holandeses, ingleses y alemanes y, tras varias disputas entre ellos por ver quién ocupaba el territorio, finalmente en 1885 quedó dividida de forma que la parte occidental pertenecía a los holandeses mientras que la parte oriental se dividía al sur para los ingleses y al norte para los alemanes. Este reparto fue el inicio de una división que se mantiene hoy en día. La parte ocupada por ingleses y alemanes pasó años después a pertenecer a Australia hasta que éstos permitieron su independencia para constituirse como Papúa Nueva Guinea en 1975. Sin embargo, la parte occidental tuvo otro camino.
Bajo el mando de los holandeses, finamente logró la independencia en 1961, pero tras esto hubo varios sucesos que determinarían el destino de la parte occidental y que estaban lejos de ser la ansiada independencia. Antes de la Revolución de Indonesia este territorio había estado también bajo dominio holandés y tras ese suceso los holandeses reconocieron la soberanía indonesia sobre el territorio que había estado ocupado por ellos a excepción de la parte occidental de Nueva Guinea, los indonesios lejos de conformarse seguían reclamando también esa parte de la isla.
En este momento y para encontrar una solución entraron en juego los intereses estadounidenses ya que en plena Guerra Fría y con el objetivo de mantener a Indonesia lejos de la URSS, EE. UU. presionó a Holanda para ceder también ese territorio. Así fue como Holanda cedió la administración a un organismo neutral de las Naciones Unidas hasta que Estados Unidos negociase los términos de la cesión a Indonesia con los Acuerdos de Nueva York en 1962, y tras la realización de un referéndum en el territorio.

En este contexto Holanda apostaba por la autodeterminación de los pueblos papúes, por lo que Indonesia haciendo un intento de cumplir con ese principio decidió en 1969 organizar un referéndum o consulta que se hizo sin ninguna garantía legal ni justicia, por lo que el resultado otorgó bajo las presiones y amenazas del gobierno indonesio la administración del territorio de Papúa occidental a Indonesia. Todas estas circunstancias irregulares provocaron el nacimiento en 1965 del Movimiento Papúa Libre (OPM), un movimiento independentista que buscaba la autodeterminación de Papúa Occidental y su independencia de Indonesia, pues les culpaban de haberse apropiado de un territorio que no les pertenecía bajo unas condiciones ilegitimas.
Este movimiento, OPM, proclama la República de Papúa Occidental en 1971, pero rápidamente fue disuadido por el gobierno de Yakarta con presencia militar y represión. Desde su nacimiento el OPM realiza ataques y actividades en favor de su causa elevando la violencia progresivamente hasta que, en 1976, alcanza las cuotas más altas de violencia forzando una nueva intervención de las tropas indonesias.
En todos estos años la situación ha sido la misma, el OPM continua con estas actividades entre las que se encuentran amenazas, ataques, izamiento de la bandera separatista etc. aunque de una forma más sutil y minimalista pues cualquier movimiento relacionado o vinculado al separatismo está muy perseguido. En todo este problema el rol de Papúa Nueva Guinea se acerca más a Indonesia pues ambas Fuerzas Militares trabajan conjuntas en la frontera para evitar la emigración hacia el país y para controlar estos movimientos independentistas.

CÓMO ES LA SITUACIÓN HOY EN DÍA
En cuanto a los movimientos independentistas siguen actualmente reivindicando su autodeterminación y la corrupción e ilegitimidad del referéndum indonesio de 1969. Su discurso incorpora las denuncias por violaciones de DDHH por parte de Indonesia a los papúes. En 2008 se creó el Comité Nacional para Papúa Occidental, que dio un nuevo impulso a este movimiento independentista y, en 2015, el Ejército de Liberación Nacional de Papúa Occidental declaró la guerra total contra Indonesia, rechazando cualquier negociación que no incluyera el derecho de autodeterminación.
En 2017 siguiendo una vía más pacífica reunieron firmas para presentar ante la ONU su problema, lo cual terminó sin dar frutos por lo que desistieron de esta vía y en 2019 se produjeron de nuevo una serie de manifestaciones debidas a situaciones de racismo hacia estudiantes papúes que derivaron en protestas independentistas. Estas fueron las mayores manifestaciones independentistas en años y estuvieron marcadas por la violencia. Las protestas hoy en día han variado ciertamente y algunos actos siguen la vía diplomática o protestas civiles más pacíficas que anteriormente, aunque la violencia no se ha llegado a abandonar.
En cuanto a la administración del territorio hay ciertas novedades ocurridas en los últimos años. Nueva Guinea Occidental o también llamada a veces Papúa comprende todo el territorio occidental de la isla, la mitad oeste de la isla de Nueva Guinea. Desde 2003 el gobierno indonesio decidió dividirla en dos, en las provincias de Papúa e Irian Jaya Occidental, esta última cambió en 2007 el nombre al actual Papúa Occidental, por lo que actualmente la parte occidental se componer de Papúa y Papúa Occidental. Con esta división se puso un gobierno local y un gobernador para la región lo cual generó ciertos desacuerdos en distintos sectores y aún hoy en día se mantiene la controversia pues hay diferentes perspectivas. La visión más extendida es que al dividir la que era una provincia única, el gobierno indonesio conseguiría mayor control y reducir la autonomía de la región, y por consiguiente controlar mejor los movimientos separatistas.

Actualmente y desde 2001 desde diferentes puntos se presiona para que se le otorgue mayor autonomía a la región, sin embargo, esto no llega a materializarse completamente pues el gobierno de Yakarta sigue teniendo mucho poder centralizado. A pesar de ello han sido varias las visitas oficiales al territorio y en ocasiones se refieren a él como el hijo dorado de la nación, lo cual muestra una intención de estabilidad más superficial que no profundiza en las razones.
PROBLEMAS PARA UNA SOLUCIÓN
Uno de los primeros problemas que hay de cara a encontrar una solución es lo referente a los recursos existentes en la isla. Hay grandes yacimientos de petróleo, recursos naturales y mineros (cobre, oro, níquel…) incluso en esta región se encuentran la primera mina de oro y tercera mina de cobre del mundo con un gran impacto sobre la economía. Por estas razones Indonesia no está dispuesta a dar su brazo a torcer, los recursos de la isla aportan grandes cantidades de dinero al PIB del país por lo que prescindir de ellos sería un golpe económico.
A pesar de esta riqueza Papúa Occidental es una zona muy subdesarrollada, lo cual sumado a los hechos que aquí analizamos generan un rechazo por parte de los papúes hacia el gobierno indonesio que hace difícil una solución. A esto hay que añadirle la iniciativa de transmigración indonesia que incita y promueve los movimientos desde otras zonas del país más densamente pobladas a esta isla, lo cual discrimina en mayor medida a los papúes.
Por otro lado, la comunidad internacional ve la situación desde distintas perspectivas, hay países que reconocen la autoridad indonesia como totalmente legítima sobre Nueva Guinea Occidental, pero hay quienes lo ven como una forma de nuevo colonialismo por las condiciones en las que se produjo el plebiscito del 69. Esto condiciona en ciertos aspectos las relaciones de Indonesia con otros países y complica aún más encontrar una solución unánime.
Otro de los problemas es la diversidad cultural y lingüística del territorio, de hecho, el pueblo de Papúa está mucho más relacionado históricamente con la población de Papúa Nueva Guinea que con Indonesia. Esto hace que también haya un racismo que perjudica el control del territorio por las confrontaciones que ocasiona. Toda esta inestabilidad conlleva una presencia militar y esfuerzos policiales, especialmente en la frontera, que muchas veces desembocan en abusos contra la población que acrecienta las tensiones y aleja aún más a las partes.
CONCLUSIONES
Como vemos y como ocurre en la mayoría de las ocasiones, son muchos los factores que juegan un papel relevante en esta situación. En primer lugar, la herencia colonial no es un tema sencillo de gestionar y mucho menos cuando existieron condiciones dudosas en el tema de la independencia. Partiendo desde ese punto y entendiendo la relevancia económica, la diversidad cultural, el poco esfuerzo realizado por Yakarta en el desarrollo de estas zonas y la inactividad internacional, la solución parece lejos de estar cerca.
El movimiento OPM continúa realizando actos reaccionarios a menor escala que mantengan viva su causa, mientras que desde Yakarta se toman medidas y decisiones que consigan hacer desaparecer este movimiento por lo que las posturas se encuentran en puntos totalmente opuestos.
Muchos dicen que la solución pasa por el reconocimiento del derecho de autodeterminación del pueblo papú que habita la parte occidental de la isla, otros argumentan que el gobierno indonesio ha realizado buenas acciones para la gestión del territorio y de la confrontación. Gran parte del problema se encuentra en la falta de diálogo y actividad pacífica por ambas partes, que quita razón y validez, y esto en parte se debe al contexto en el que se ha desarrollado este independentismo muy diferente a otros europeos que conocemos mejor, las circunstancias del país en el que ha nacido condicionan su gestión, y en este caso hacen más difícil aún el encontrar puntos en común que lleven al diálogo y, en consecuencia, a una solución.
