Israel se prepara para atacar Irán
Avil Kochavi, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Autodefensa de Israel (FDI), dijo la semana pasada que Israel estaba actualizando los planes de ataque contra el programa nuclear de Irán. El periodo de actualización abarcaría aproximadamente un año y pidió la cantidad de unos 918 millones de dólares para poder implementarlo.

Las mentalidades estratégicas de Israel e Irán
Israel afronta la incertidumbre sobre el futuro del programa nuclear de Irán, dadas la violaciones de los límites del Acuerdo Nuclear de 2015 (JCPOA) y la disposición del presidente Biden a iniciar negociaciones con Irán para intentar llegar a un nuevo acuerdo.
La incertidumbre para Israel está en que las negociaciones se dilaten, mientras Irán aproveche ese periodo de tiempo para avanzar en la acumulación de suficiente material fisible para fabricar bombas nucleares.
En los debates israelíes previos al acuerdo interino de 2013 y al acuerdo JCPOA de 2015, se acuñaron los término "zona de inmunidad" y "libertad de Israel de actuar por su cuenta". La zona de inmunidad hacía referencia a la capacidad del programa iraní de sobrevivir a ataques preventivos por parte de Israel, especialmente dispersando su programa nuclear, "endureciéndolo" (en instalaciones subterráneas difíciles de destruir por armas convencionales) y con mejoras en armamento defensivo. La libertad de Israel de actuar por su cuenta, por lo tanto, es la capacidad de destruir ese programa nuclear solo con capacidades israelíes (excluyendo las capacidades de EE.UU.).

Según varias informaciones de lo que sucedió en 2012 y 2013, Netanyahu estaba decidido a lanzar un ataque preventivo contra Irán, pero se encontró con la oposición directa del entonces presidente Obama. También se filtraron las profundas desavenencias en el gabinete de seguridad israelí en contra y a favor del ataque; Netanyahu también se enfrentaba a una opinión pública contraria a lanzar un ataque preventivo unilateral sin apoyo estadounidense. La línea dura israelí creía que la diplomacia no podía funcionar y de ahí que propugnaran un ataque preventivo.
Las presiones internacionales para no lanzar ese ataque y el disenso interno en Israel, finalmente abortaron los planes. En 2013 la diplomacia logró un acuerdo nuclear interino, y en el año 2015 se llegó a un acuerdo global (el JCPOA). Tal y como expliqué en el artículo "¿Se acerca Irán peligrosamente a la bomba atómica?", el JCPOA retrasó el que Irán tardase en adquirir material para una bomba nuclear desde unos tres meses a que tuvieran que emplear un año, pero de ningún modo eliminó el programa nuclear iraní con potencialidad para fabricar bombas atómicas de uranio. Para una bomba de plutonio, Irán tendría que volver a readaptar el reactor y suministrarle agua pesada suficiente, lo que le podría llevar unos dos años.
Por otra parte, tal y como expuse en el artículo "¿Es necesario un acuerdo nuclear con Irán?", según los documentos de inteligencia de EE.UU. y de la AIEA (que recibe información de las inteligencias occidentales), desde el año 2004 en realidad Irán no tenía intención de desarrollar y desplegar armas nucleares, ya que fue intimidada por la invasión de Irak de 2003. La cúpula iraní entendió que si traspasaba el umbral de la bomba, podría encarar ataques militares que desencadenarían un conflicto armado a gran escala que podría terminar en la destrucción del régimen iraní.
Como expliqué en el artículo "La doctrina estratégica iraní", Irán tiene un pensamiento y doctrina estratégica muy conservadora y que solo asume riesgos calculados, teniendo siempre en mente que el principal objetivo es la supervivencia del régimen. Por lo tanto, al comprobar que traspasar cierta línea roja suponía encarar un ataque de graves consecuencias que podía terminar en una gran guerra que el actual régimen de Irán no era capaz sostener, el desarrollo de armas nucleares quedó relegado.
Debe quedar claro que Irán renunció temporalmente a las armas nucleares desde el año 2004 no por pacifismo, sino al analizar cuidadosamente los riesgos y amenazas.
Por lo tanto, la necesidad de llegar a un acuerdo nuclear en 2015 con el JCPOA era bastante discutible, ya que la disuasión había sido suficiente para impedir la proliferación nuclear, es decir, la invasión de Irak de 2003 tuvo el efecto colateral imprevisto de que la Contraproliferación, en lugar de la No-Proliferación, contuvieran a Irán de tener armas nucleares. Aducir que fue el acuerdo del JCPOA lo que impidió la proliferación nuclear sencillamente no es cierto. Aunque sí es cierto que hizo retroceder el programa nuclear unos cuantos meses para llegar al umbral de la bomba.
Israel sí tiene opciones de ataque creíbles
Israel y la comunidad internacional tienen tres opciones básicas para lidiar con el programa nuclear iraní: (1) el ataque preventivo, (2) un acuerdo nuclear y (3) la disuasión.
Desde que Irán decidió traspasar los límites del acuerdo nuclear, es probable que Israel haya comenzado una campaña de ataques preventivos a pequeña escala, para intentar retrasar a Irán en acumular suficiente uranio enriquecido.
En junio o julio de 2020, se produjo una explosión en la planta de Natanz, que fabrica centrifugadoras avanzadas destinadas a la planta de enriquecimiento de ese mismo complejo (ocultas en dos instalaciones subterráneas). La explosión se atribuye a un sabotaje o ataque israelí, aunque no hay forma de confirmar tal extremo. Además está el caso del asesinato al que quizás fuera principal responsable del programa nuclear iraní, Moshen Fakhrizadeh.

En mi artículo "La estrategia nuclear israelí" expliqué la evolución de la opaca estrategia nuclear de Israel. Dicha estrategia ha atravesado tres fases, pero todas tienen en común la Doctrina Begin, por la que Israel se reserva el derecho a lanzar ataques preventivos contra países adversarios que intenten desarrollar armas de destrucción masiva. En 1981 Israel ataquó el reactor nuclear de Irak en Osirak, destruyéndolo y retrasando muchos años el programas de armas nucleares de Sadam Hussein. En 2007, Israel atacó la construcción de un reactor nuclear en Siria que podía haber sido utilizado para fabricar material para bombas de plutonio.
En el soberbio artículo "Osirak Redux" (2007), Austin Long y Whitney Raas modelaron un ataque contra los cuellos de botella del programa nuclear iraní. Básicamente, designaban tres objetivos esenciales. (1) La producción de plutonio en el reactor de Arak, (2) la obtención de uranio de las minas en Isfahan y (3) las plantes de enriquecimiento de uranio (centrifugadoras) en Natanz. Desde entonces, (4) se ha añadido un cuarto cuello de botella, el de la planta de enriquecimiento de Fordo (aunque es mucho más pequeña que el complejo de Natanz).
El cuello de botella principal es el del complejo de Natanz. Long y Raas vieron que sería más que suficiente que 24 F-15I israelíes penetraran y destruyeran las centrifugadoras en Natanz, atacando seis puntos diferentes en cada una de las dos instalaciones subterráneas, que se ven en la siguiente imagen.

Otros estudios, como este del CSIS, "Study on a Possible Israeli Strike on Iran’s Nuclear Development Facilities" (2009), arrojaron números similares, con 25 F-15I (aunque el estudio se hizo con los parámetros del F-15E). En ambos estudios, los ataques a los cuellos de botella de Isfahan y Arak requieren muchos menos aviones de bombardeo y ataque, al ser instalaciones al descubierto.
En las dos siguientes imágenes y tablas se puede ver los resultados de los cálculos del informe del CSIS.


Además de la aviación de ataque, harían falta cazas para hacer de escolta, aviación para la supresión y destrucción de defensas aéreas (SEAD/DEAD) y aviones de guerra electrónica; así como aviones cisterna, especialmente para surtir a aquellos con la carga de bombas. Israel tenía entonces suficiente maquinaría aérea con esas capacidades (aunque algo justa en aviones cisternas).

El único problema era el sobrevuelo de países que no permitirían ese ataque (Irak, Turquía, Jordania), pero el actual alineamiento entre Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí con Israel, es posible que permitiera una ruta de ataque a través del golfo Pérsico sin tener que usar las bases aéreas de esos países.
Desde los estudios del anterior miedo nuclear a Irán, los cambios principales para el ataque en sí, son la centro de enriquecimiento en Fordo (mucho más endurecida que la de Natanz, aunque también mucho más pequeña) y las mejoras en las defensa antiaéreas de Irán (aunque no hay espacio para desgranar tales defensas, que irán mejorando los próximos años).
Por otra parte, Israel actualmente posee aviones F-35 que podrían anular la eficacia de tales defensas. Además, aunque penetrar Fordo con armas convencionales es mucho más complicado, se puede inutilizar por unas semanas o meses el uso de tales instalaciones atacando los respiradores y puntos de acceso. Que la aviación de Israel pudiera usar la bomba penetradora MOP modificando F-15I para penetrar Fordo es objeto de fuerte controversia y no cabe aquí analizarlo (aunque conviene tenerlo presente).
Por otra parte, una vez Israel lanzase su ataque preventivo Irán podría lanzar ataques de represalia con su formidable fuerza de misiles, que analicé en "La evolución de la estrategia y la fuerza de misiles de Irán".
Conclusión
Es cierto que la declaración del general Kochavi de pedir casi 1.000 millones de dólares para preparar un ataque contra el programa nuclear iraní podría interpretarse como una simple amenaza en el marco de una estrategia de disuasión. Pero ada la particular cultura o mentalidad estratégica israelí para los asuntos de estrategia nuclear (Doctrina Begin), en realidad debe tomarse como una maniobra destinada a preparar un ataque real.
Como se ha tratado de explicar, Israel sí tiene capacidades para dañar gravemente el programa nuclear atacando puntos específicos y cuellos de botella, que, de tener éxito, retrasarían un tiempo considerable la obtención de uranio para una bomba (destruyendo la mayoría de sus centrifugadoras en Natanz, capacidad de extracción en Isfahan, inutilizando temporalmente y destruyendo muchas en Fordo; Arak no haría falta atacarla en estos momentos).
Además, la opinión pública israelí es actualmente mucho más partidaria de medidas de línea dura que durante los años de Obama. El ambiente internacional es más proclive a que los países del golfo permitieran el sobrevuelo de la fuerza de ataque. Biden, aunque probablemente se opusiese en estos momentos a un ataque mientras intenta negociar, también es probable que se oponga menos que Obama.
No obstante, la probabilidad de un ataque israelí en los próximos meses es nula y seguramente será para 2022 o más adelante. El ataque no es algo inminente, aunque los movimientos israelíes van en serio y no son ningún farol. (1) Israel tiene elecciones en marzo y cualquier decisión deberá esperar a que se forme un gobierno mínimamente estable, y con apoyo imprescindible del gabinete de seguridad. (2) Israel también necesita meses o más de un año para actualizar los planes y desarrollar nuevas capacidades. (3) Israel y sus países amigos del golfo también deben dejar un tiempo a que los intentos diplomáticos de Biden fructifiquen en algún tipo de acuerdo (aunque sea interino como el de 2013) que paralice los progresos de Irán para tener material fisible para una bomba atómica de uranio.
Por último, (4) como he explicado en algunos de los artículos anteriormente citados (como este artículo) no hay urgencia en lanzar un ataque preventivo en estos momentos, por lo que es más racional dar tiempo a la diplomacia mientras Israel se prepara para un ataque en caso que la diplomacia fracase e Irán traspase ciertas líneas rojas.
Después de un tiempo de diplomacia infructuosa, si Israel ha desarrollado capacidades suficientes y actualizadas, Irán traspasa líneas rojas y el contexto interno israelí y el internacional son propicios a un ataque unilateral de Israel, dicho ataque sería una posibilidad con bastante probabilidad de ejecutarse.