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Lo que comenzó en una ciudad del oeste de Kazajstán ha terminado desembocando en las mayores protestas en la corta historia de la nación centroasiática, abriendo una lucha por el poder e involucrando a Rusia.

El 2 de enero, cientos de manifestantes salieron a las calles en la ciudad de Janaozen, en el oeste de Kazajstán, para protestar por la subida en el precio del gas licuado de petróleo, usado por la mayoría de los vehículos en la región. En un primer momento se trataba de una manifestación más en una localidad conocida en el país por su rebeldía. Sin embargo, otras ciudades de Kazajstán se unieron a las protestas y pronto los principales centros urbanos de la nación veían como los manifestantes tomaban las plazas.

Vladimir Putin con Kassym-Jomart Tokayev en el 16º Foro de Cooperación Interregional Rusia-Kazajstán en Omsk. Fuente: Kremlin.ru

Pese a que la chispa que prendió el fuego estaba relacionada con el precio del gas, pronto ese tema dejó pasó a reivindicaciones de carácter político. Las causas hay que buscarlas en la situación del país tras tres décadas bajo un mismo régimen. El kazajo medio gana unos 500 euros al mes[1], tiene que hacer frente a una inflación que este año rozará el 9%[2]y, pese a ser un país rico en hidrocarburos, ha sufrido últimamente cortes de electricidad. Mientras tanto, al abrigo de la corrupción, las élites políticas y empresariales acumulan riqueza, que en ocasiones sacan del país.

No es casualidad que los 162 individuos más acaudalados de Kazajstán representen el 55% de la riqueza del país[3]. Todo esto bajo el trasfondo de un estado autoritario con un régimen inmovilista. Nursultan Nazarbáyev fue el presidente durante 28 años hasta 2019, fecha en la cual entregó el relevo a Kassym-Jomart Tokayev, un tecnócrata que debía desempeñar la función de figura transitoria. No obstante, Nazarbáyev no se jubiló como tal y seguía manejando los hilos del poder[4].

El número de protestas y la participación en las mismas de miles de kazajos cogió desprevenidas a las autoridades. Las manifestaciones, espontáneas, eran acéfalas. No estaban coordinadas ni lideradas por una figura opositora, sino que en cada ciudad tomaban su propia forma. Kazajstán no tiene un Alexei Navalny o una Svetlana Tijanóvskaya, como consecuencia de la política del régimen kazajo de no permitir opositores de renombre.

El gobierno reaccionó como lo hace todo régimen autoritario: con represión. Sin embargo, eso no fue suficiente. El presidente Tokayev anunció una reducción del precio gas licuado de petróleo, motivo original de las protestas. Tarde y mal. Tampoco surtió efecto la destitución en bloque del gobierno. Las protestas no buscaban límites al precio del gas o retoques cosméticos en los ministerios, sino cambios estructurales.

Lucha por el poder

En Almatí, la principal ciudad del país, la situación empezó a cambiar el 5 de enero. Durante el día, los manifestantes tomaron importantes edificios gubernamentales y, al anochecer, grupos de vándalos, algunos armados, saquearon comercios y se hicieron con el control de la ciudad. La policía no intervino. ¿De dónde salieron estos individuos? Ese es uno de los muchos interrogantes todavía por despejar. En una situación similar a la vivida en Kirguistán en el 2020[5], hombres violentos y organizados de origen incierto parecieron secuestrar unas protestas que comenzaron de la mano de la sociedad civil.

Esa misma noche, el presidente Tokayev destituyó a Karim Masímov al frente del Comité de Seguridad Nacional (KNB por sus siglas en ruso), y a Samat Abish, el número dos de Masímov en el servicio de inteligencia y sobrino de Nazarbáyev. Además, tomó el relevo de Nursultan Nazarbáyev como presidente del Consejo de Seguridad de Kazajstán, el único cargo que le quedaba a Elbasy, el Líder de la Nación. ¿Por qué estos cambios?

Todo hace indicar que, viendo la relevancia de las protestas, el tándem Nazarbáyev-Tokayev se resquebrajó. Nazarbáyev, o personas de su círculo incluyendo a familiares y a Masímov, decidieron actuar entonces contra Tokayev. El presidente respondió destituyendo a Masímov, quien además sería arrestado el 8 de enero por el propio KNB acusado de alta traición. ¿Fue responsable la facción de Nazarbáyev de los disturbios de Almatí? Es probable, aunque todavía hay muchos interrogantes para corroborar las diferentes teorías que circulan. Lo que sí parece estar claro es que está habiendo una lucha entre las élites del país, que son quienes dominan los destinos de Kazajstán.

Tokayez frente Nazarbáyev, los representantes del poder en Kazajstán. Autor: Elbasy.kz.

Sin poder fiarse de las fuerzas de seguridad kazajas, algunas de las cuales se rindieron a los manifestantes, Tokayev recurrió a Rusia.

Moscú entra en escena

El presidente kazajo pidió ayuda a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC). No era la primera vez que un estado miembro pedía ayuda al organismo liderado por Rusia. En 2010 lo hizo Kirguistán, envuelto entonces en una ola de violencia interétnica, y el año pasado lo hizo Armenia durante su conflicto con Azerbaiyán. Sin embargo, en el primer caso la OTSC adujo que se trataba de un asunto interno y en el segundo de un problema fronterizo. Pero en esta ocasión sí decidió intervenir.

La llegada de cerca de 4.000 efectivos pertenecientes a Rusia, Bielorrusia, Armenia, Tayikistán y Kirguistán decantó la balanza a favor del presidente Tokayev. No tanto por el número de tropas sino por el simbolismo. El Kremlin respalda a Tokayev, con todo lo que ello significa. Todo esto pese a la buena relación de Putin con Nazarbáyev y Masímov. El presidente kazajo le abrió las puertas de Kazajstán a su homólogo ruso y éste apenas dudó.

Vladimir Putin con Nursultan Nazarbáyev en 2002. Fuente: Kremlin.ru

La intervención rusa tendrá varias consecuencias para Kazajstán. En primer lugar, deslegitimiza a Tokayev a los ojos de muchos kazajos, en especial de sectores nacionalistas, para quienes el presidente ha traicionado la soberanía nacional kazaja. En segundo lugar, esto introducirá cambios en la política exterior kazaja. En las tres décadas desde su independencia, Kazajstán ha desarrollado lo que se conoce como una política exterior multivectorial, diversificando sus relaciones con las distintas potencias. Es de esperar que, con Tokayev debiéndole su puesto a Moscú, el país comience a inclinarse hacia Rusia. Noticias preocupantes para Pekín.

Este acontecimiento histórico aún no ha acabado, les mantendremos informados.


[1] https://www.ceicdata.com/en/indicator/kazakhstan/monthly-earnings

[2] https://www.intellinews.com/kazakhstan-s-annual-inflation-remains-at-8-9-y-y-in-october-225878/

[3] https://www.chathamhouse.org/sites/default/files/2021-12/2021-12-08-uk-kleptocracy-problem-heathershaw-mayne-et-al.pdf

[4] https://bluedomes.net/2019/10/21/nazarbayev-se-resiste-a-jubilarse/

[5] https://thepoliticalroom.com/kirguistan-tierra-de-revoluciones/

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