Reino Unido ¿El regreso de la Rule Britannia?
Por Yago Rodríguez
Los interesados en las relaciones internacionales y los asuntos militares hemos podido leer el documento publicado por el Reino Unido, concerniente a la Revisión Integrada de Seguridad, Defensa, Desarrollo y Política Exterior.
Ya se han emitido numerosos análisis sobre el contenido del mismo, por eso aquí vamos a examinar las corrientes subterráneas tras dicho documento, aquellas ideas que sí transmite pero que no expresa.
En los Estados modernos se intenta que las instituciones tengan una estrella polar que les ayude a encauzar sus energías. Dicha estrella se compone de objetivos concretos, intenciones generales, valores, actores amigos y enemigos, contexto, etc., y la intención es que guíe a las distintas administraciones en una misma dirección, ya que de otra forma se corre el peligro de no tener un rumbo claro o de que se instalen intereses espurios.
Para eso sirve el documento británico.
El Brexit no ha sido el comienzo de un Reino Unido aislacionista, más al contrario, el documento se mantiene en el espíritu tradicional británico, que opta por defender un orden mundial caracterizado por dos notas:
- El multilateralismo amparado por las instituciones de Bretton-Woods íntimamente ligadas a Estados Unidos.
- Las democracias liberales y el comercio, con un papel especialmente importante de los océanos.
Pero sí hay una nota discordante: en los años 60 la descolonización, el proceso de integración europeo y la amenaza soviética hicieron que Londres pusiera a Europa -y no al Imperio Británico- en el centro de sus prioridades. Ahora el Reino Unido vuelve a mirar al mundo más que a Europa. O al menos eso afirman.
El tono y el mensaje del documento está entre lo patriota y lo patriotero, pero mantiene el espíritu de la principal corriente de las relaciones internacionales británicas, esto es, la International Society. Como su propio nombre indica, esta corriente de las RRII postula que el mundo es una sociedad de actores estatales que comparten unos valores y reglas mínimas en la forma de tratados, convenciones y toda una estructura internacional, siendo el orden estable y la justicia los principales valores.
Se trata de una teoría que integra en pie de igualdad a los tratados e instituciones internacionales, a los valores y las reglas, a las cuestiones de poder militar, de diplomacia y de comercio.
Y hablando de integración, es buen síntoma que se analice el desarrollo (economía, ecología, tecnología) junto a la política exterior, a la seguridad (policial, antiterrorista, ambiental, cibernética) y a la defensa.
En países como España, Exteriores, Defensa y Economía solo cooperan de manera esporádica y distan de ser evaluadas en su conjunto, de hecho se puede argumentar que tienen prioridades opuestas. El MINDEF tiende a lo "atlantista" y sirve como una herramienta de política exterior separada, incluso en instituciones como la OTAN. El MAEC tiene una orientación europeísta e iberoamericana con un enorme peso de la cooperación y con el fomento de la economía española como el último de una larga serie de objetivos, esto último en serio contraste con el Ministerio de Economía.

La falta de coordinación entre ministerios e instituciones es un problema que afecta a todos los Estados. Sin embargo, los británicos demuestran estar varios pasos por delante de nosotros y de hecho declaran querer aumentar dicha coordinación en los años venideros.
El documento británico también se caracteriza por transmitir un mensaje nítido y sin ambages pues no duda en señalar a China y Rusia como adversarios, hasta el punto de afirmar que:
"Trabajando con nuestros socios internacionales apoyaremos las reglas y normas internacionales y haremos que Rusia tenga que rendir cuentas por sus infracciones, igual que hicimos tras el ataque de Salisbury [envenenamiento de Skripal]".
En la misma línea se habla de China, que es calificada como un "competidor sistémico".
El tono respecto a estas potencias es duro y estricto pero no inflexible, ya que siempre se deja la puerta abierta a la cooperación. Al margen de si son acertados o no estos comentarios, sin duda están sustentados por una visión realista y tienen el mérito de no buscar eufemismos. Muy al contrario, en documentos similares de países como España es imposible encontrar menciones de este tipo a los potenciales conflictos con Argelia o Marruecos y solo de manera escueta se hace referencia a Gibraltar.
También es interesante destacar el papel de la India. De hecho, los tres Estados con más protagonismo son China (27 menciones), India (17 menciones) y Rusia (14 menciones).
India no solo es una potencia en auge, sino que además era la joya y el centro de toda la política colonial del Imperio Británico. Las colonias y protectorados en Malasia o la Península Arábiga eran los flancos que protegían dicha joya, por tanto en la India confluye una oportunidad real de cooperación, y un símbolo del viejo Imperio que aún provoca emociones entre los nacionalistas británicos.
Por último, el documento no podría haber llegado en mejor momento, casi da la sensación de que los británicos llevaran 20 años preparándose para esto. En primer lugar han conseguido un Brexit sin unas consecuencias nefastas, durante la pandemia Londres ha demostrado más eficacia que los 26 Estados Miembros a la hora de suministrar vacunas y además es hoy cuando podemos decir que la rivalidad sistémica de la cuasi-superpotencia china está perfectamente madura y supone un verdadero reto internacional.
Por si todo esto fuera poco, durante los últimos 20 años la Royal Navy -el servicio que ha simbolizado el poder británico a lo largo de la historia- ha tenido que hacer unos ajustes monumentales llegando a estar durante varios años sin un solo portaaviones, algo casi traumático para la orgullosa RN.

Pero aquel esfuerzo paciente ya está dando sus frutos. Al fin la Armada Británica ha recibido sus dos portaaviones de 70.000 toneladas, el Queen Elizabeth y el Prince of Wales que de paso cuentan con un ala embarcada de los flamantes aviones de combate F-35B. Su paciencia también ha sido premiada con una bonificación política: el nuevo gobierno es mucho más favorable al gasto en defensa, lo que parece que va a permitir renovar la flota de submarinos nucleares inglesa.
Por eso decimos que parece que llevaran 20 años preparándose para este momento... Puede que su documento peque de triunfalista y de lanzar demasiadas flores al propio Reino Unido, sin embargo Londres puede proyectar una flota solo superada por China y Estados Unidos, la política exterior que proponen centrada en el Indo-Pacífico aunque sin descuidar Europa es del todo coherente y sus objetivos económicos y tecnológicos, aunque ambiciosos, están bien escogidos y delimitados.
En definitiva, para bien y para mal la Gran Bretaña refuerza mucho su papel y su imagen en el panorama mundial y demuestra que las potencias europeas aún pueden tener un papel relevante en la política internacional. Ante todo, lo que quizás implica este documento es la renovada voluntad política británica para emplear las herramientas del Estado e influir en la política internacional, voluntad que es la que por encima de todo falla en Europa y particularmente en España.