Medio de comunicación independiente

Por «Will» Pulido

El ataque de EE.UU. que acabó con la vida del general iraní Qasem Soleiman ha confundido a diversos observadores, a menudo incapaces de interpretar y enmarcar el acontecimiento. Del mismo modo, tampoco se interpretó correctamente el ataque de EE.UU. contra algunos campamentos de la milicia terrorista Kata’ib i Hezbollah (KiB) hace unos días. Ha llegado la hora de iluminar el oscuro túnel de sucesos que nos ha arrastrado al drama de los últimos días.

El ataque de EE.UU. que acabó con la vida del general iraní Soleimani, ha pillado a muchos observadores sin poder interpretar ni enmarcar adecuadamente el acontecimiento, del mismo modo que tampoco se interpretó correctamente el ataque de EE.UU. contra algunos campamentos de la milicia y grupo terrorista Kata`ib Hezbollah (KiB) hace unos días, que desencadenó una ola de protestas frente a la embajada norteamericana en Bagdad.

A los ojos no expertos ,daba la impresión que los estadounidenses estaban recurriendo al gatillo fácil al más puro estilo cowboy, atacando arbitrariamente a grupos de una nación que no les había atacado, y que la población había reaccionado con un antiamericanismo genuino similar a cuando la embajada americana cayó en manos de los revolucionarios iraníes en 1979.

Sin embargo, nada está más lejos de la realidad esa falsa apariencia superficial de acontecimientos, para los que no estén iniciados en la situación política interna de Irak. En liza está nada menos que el futuro político del régimen político del país (no un simple cambio de gobierno) y del devenir del equilibrio de poder regional.

Irán estaba y está maniobrando para hacerse con el control pleno del gobierno y las instituciones de Irak, usando a sus milicias y partidos políticos afines (proxies), ya que el control que tenía hasta hace poco en Irak se estaba desmoronando por la crisis política interna del país.

Es necesario hacer un poco de historia. Tras la retirada de EE.UU. de Irak a comienzos de la década 2010, el país cayó en manos del Partido Dawa (el equivalente a los Hermanos Musulmanes de los islamistas chiies próximos a Irán) con la figura del primer ministro Al-Maliki, que llegó al poder después de una amarga crisis política y recurriendo a tácticas ilegales y mafiosas. Una vez asentado en el poder, el acoso al que sometió a la población suní caldeó tanto los ánimos que fomentó la insurgencia de muchos suníes y el posterior éxito del ISIS (desencadenando una Segunda Guerra Civil Iraquí), lo que llevó a la proclamación del Califato en Mosul en 2014 (provincia de Nínive). Esta situación caótica generada por el primer ministro Mailiki forzó su dimisión, siendo sustituido por Al-Abadi, también de su mismo partido pero menos proiraní. No obstante, el partido ya se había fracturado e Irán parecía que perdía influencia interna ya que Abadi era de una facción no sometida a la influencia iraní.

No obstante, aunque Irán perdía en ese tablero de poder, para contener al autoproclamado Califato se formaron milicias de movilización popular (PMU) chiíes para contener al ISIS. Estas milicias PMU que surgieron estaban en buena medida infiltradas por Irán, como el grupo KiB (Kata`ib Hezbollah), la Organización Badr y el grupo Al-Haq. Aunque militarmente muy poco competentes (las fuerzas de choque fueronel cuerpo antierrorista CTS y el Ejército Iraquí, formados y equipados por EE.UU. y Occidente), al estar las PMU generalmente en retaguardia y en labores de estabilización, iban ganando influencia en la burocracia progresivamente.

En 2018, las elecciones parlamentarias (que tuvieron muy baja participación) implicaron una inesperada derrota de Abadi, cierto auge de partidos de la coalición proiraní, y el ascenso fulgurante del bloque afín a Muqtada al-Sadr y grupos protesta antisistema. Tras un largo periodo de negociaciones, finalmente se nombró como primer ministro a Abdul Mahdi, una personalidad relativa independiente que permitía mantener los equilibrios de poder entre los diversos grupos de la política iraquí.

Mientras tanto, el ISIS había sido derrotado gracias a los 5.000 soldados de EE.UU. en Irak (despliegue solicitado con urgencia por el gobierno iraquí  en 2014 para derrotar al ISIS), con varias baterías de artillería, apoyo aéreo masivo, logística y técnica imprescindible que permitiera operar al ejército y policía iraquí. Esta victoria también fue gracias a las aportaciones militares de otros países de la OTAN y Occidentales, que fueron imprescindibles para apoyar a EE.UU. en la formación y entrenamiento de brigadas del ejército, la policía, etc. Por su parte, Irán, con su Fuerza Qods y las milicias PMU, también tuvieron su papel en la derrota del ISIS, pero comparativamente muy inferior y secundario respecto al sacrificio en sangre de los soldados y policías iraquíes, y el apoyo técnico masivo occidental (y de su artillería y aviación).

Sin embargo, a pesar de su papel no tan protagonista en la derrota del ISIS, las PMU proiraníes (también hay otras muchas milicias PMU no proiraníes) fueron ganando la influencia y prevaleciendo en las batallas burocráticas, mientras que la política de alianzas con Al-Sard y otros grupos, también les permitió ir ganando puestos políticos. La influencia iraní parecía que, como una mancha de aceite y de forma silenciosa, se iba a seguir extendiendo por la política iraquí. Tal expansión daba la impresión que iba a terminar tarde o temprano con el fin la presencia militar norteamericana, principalmente con una votación en el parlamento iraquí pidiendo la retirada de EE.UU. al considerarse que ya no sería necesaria su presencia.

Sin embargo, ya en 2019, la presión de la expansión iraní se iba haciendo cada vez menos soportable para iraquíes suníes, kurdos y una mayoría de chiies no proiraníes (como se comprueba viendo la composición del parlamento nacional iraquí). Por ejemplo, en la provincia de Nínive (donde estaba situada Mosul, la que fue capital del ISIS), de hecho comenzaron las revueltas anti milicias chiíes proiraníes y hubo un cambio de gobierno. En el resto de Irak, durante 2019, se iniciaron también revueltas contra la corrupción en el gobierno y los partidos políticos tradicionales. Estas revueltas populares, además de contrarias a un sistema corrupto, también eran profundamente contrarias a la gran influencia que los proiraníes habían ido ganando soterradamente durante los úlitmos años.

La influencia proiraní había llegado incluso a la oficina del primer ministro, poniendo como jefe de gabinete del mismo a un proxy de Irán (Abu Jihad). Las manifestaciones populares contra la corrupción y la influencia iraní, amenazaban las posiciones ganadas por Irán, por lo que Irán envió a sus propias fuerzas de manera encubierta, que junto a las milicias PMU proiraníes masacraron a cientos de manifestantes. Tanto a tiros contra la muchedumbre como con secuestros que acaban en tortura y muerte.

Con todo, la situación se hizo tan insostenible, que el primer ministro Mahdi tuvo que anunciar su dimisión el 29 de noviembre de 2019. Esto fue interpretado en Teherán como un serio revés, ya que aunque Mahdi podía estar interino de manera indefinida, las revueltas anticorrupción y antiiraníes también clamaban por una repetición electoral junto una reforma del sistema electoral, con la perspectiva que las nuevas elecciones supondrían un serio revés para los intereses de Irán.

Nuri al-Maliki, el hombre cuyas políticas sectarias chiítas abonó el terreno al Dáesh y al conflicto civil permanente.

La nueva ley electoral (aprobada el 24 de diciembre) va contra los intereses iraníes porque establece que las elecciones al parlamento se harán por circunscripción electoral uninominal y elección directa de un candidato; esto implica que no habrían listas electorales y que los partidos políticos perderían el control de los parlamentarios (como ocurre en el Reino Unido, que también tiene un sistema similar uninominal), quedándose Irán sin su correa de transmisión en el sistema político y de partido iraquí (esencial luego para lograr puestos en la burocracia).

Por otra parte, desde noviembre, la estrategia iraní además de tratar de impedir la caída del primer ministro Mahdi, era la de hostigar a EE.UU. realizando docenas de ataques con cohetes contra bases americanas entre noviembre y diciembre. Hay que recordar que los norteamericanos daban apoyo a las fuerzas de seguridad iraquíes no proiraníes, como sectores de la policía, el crucial cuerpo de élite antiterrorista de las CTS y a sus fuerzas armadas. Los iraníes y sus proxies en Irak, con la salida de EE.UU. del país buscaban, sobre todo, dejar inermes a esas fuerzas de seguridad, para ser dominadas o fagocitadas por milicias proiraníes. En esa estrategia, los proiraníes fueron estos meses poniendo en puestos clave a sus agentes como en la mismísima dirección del CTS, la dirección del aeropuerto de Bagdad, varios puestos en la cúpula de seguridad iraquí, y a fines de diciembre incluso el responsable de la Zona Verde (la zona diplomática donde está la embajada de EE.UU y de otros países) para poner a un agente suyo.

Es en ese contexto, en el que Irán, para tratar de impedir que se convocaran nuevas elecciones y asegurar sus ganancias en Irak, trata de nombrar al presidente a candidato a primer ministro todavía más proiraní de lo que el dimitido y ahora interino Mahdi es. Esto provocó tal rechazo en el presidente iraquí (kurdo) y la mayoría de la clase política iraquí, que el amenazó con dimitir antes de aceptar y dar trámite tal nominación.

Y es en ese punto cuando sucede el ataque de la milicia KiB con varias docenas de cohetes contra una base americana en el Kurdistán (el último de muchos que venían desde noviembre), que mató a un norteamericano e hirió a varios más. Aunque el nivel del ataque proiraní fue de mucha potencia de fuego, lo más importante es que indicaba que Irán iba a hacer cada vez más ataques y con más potencia de fuego en las semanas y meses por delante, hasta conseguir la retirada de EE.UU. y así dejar solas a las fuerzas de seguridad iraquíes.

Los norteamericanos ya no podían seguir mirando para otro lado, y fue en ese momento que lanzaron los ataques contra los campamentos de la milicia KiB, como una declaración práctica de que tenían intención de quedarse en Irak y luchar, así como dejar claro a los iraníes que iban a defenderse de los ataques.

Como respuesta, el proiraní recientemente nombrado director de la Zona Verde, dejó pasar a unos cientos de miembros de las milicias proiraníes en Bagdad, que organizaron una tangana muy vistosa para los medios de comunicación internacionales. Hay que destacar que cuando se observan las banderas e insignias de los manifestantes, solo se ven de grupos proiraníes, de otras milicias ni otros sectores de la sociedad civil iraquí. De hecho, la mayoría del pueblo iraquí no tragó la propaganda proiraní y criticaba tanto los ataques a las bases americanas como el uso torticero que estaban haciendo los proiraníes de la tangana. Por su parte, personalidades políticas y religiosas iraquíes (como Al-Sistani) aunque criticaban los bombardeos norteamericanos, también criticaban las provocaciones y ataques de los proiraníes (sabedores que son sus verdaderos adversarios).

Es ahí cuando Soleimani llega a Bagdad, para organizar los ataques generalizados contra la presencia militar norteamericana en Irak y ultimar el asalto al poder en las instituciones iraquíes. Y también es ahí que EE.UU., ante la inteligencia de la presencia de Soleimani y como casi la única alternativa para abortar la maniobra iraní para tomar el control de Irak, dispara los misiles Hellfire desde unos drones y acabó con la vida del líder de la Fuerza Qods iraní (una especie de grupo de operaciones especiales en el extranjero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de la República de Irán o IRGC).

Las protestas contra el establishment iraquí han puesto en jaque al gobierno, fuertemente influido, por no decir intervenido desde Irán

Por ese motivo, se han podido ver imágenes de iraquíes en Bagdad en las calles celebrando la muerte de Soleimani, y también es el motivo por el que Al-Sistani denomina de mero «incidente» el asesinato de Soleimani y no aprueba ataques de represalia contra EE.UU.. Ese también es el motivo por el que el gobierno alemán dice que el asesinato de Soleimani sucede tras semanas de provocaciones, así como declaraciones del mismo tipo por parte del Consejo de la Unión Europea y también de otras capitales europeas (lean este hilo que hice en Twitter).

No obstante, la clave podría estar en una próxima sesión del parlamento iraquí el domingo, en la que es posible que en el orden del día haya una votación que decida sobre la permanencia o retirada de las fuerzas armadas norteamericanas en Irak. Por ejemplo, aunque Al-Sadr y su bloque es muy contrario a la influencia iraní, también es antiamericano, lo que unido a la ausencia de otros parlamentarios más afines a los EE.UU. como los sunitas de provincias y ciudades periféricas a Bagdad, de kurdos, etc, podría resultar en una votación a favor de no permitir la permanencia de los norteamericanos en el país. Esto los proiraníes lo quieren hacer con ese quorum imperfecto y las amenazas veladas y públicas de milicias proiraníes a los parlamenterios que no se sometan; y sobre todo antes de unas nuevas elecciones con la nueva ley electoral.

Por otra parte, también cabe mencionar que sin la presencia militar de EE.UU. y la coalición occidental, es muy probable que el ISIS resurgiría, tanto porque las fuerzas iraquíes y proiraníes no se bastan aún por sí solas,  y porque la preeminencia de los proiraníes desescandenaría otra insurgencia como la que se fraguó durante 2012-2014 con Maliki.

Conclusión

Esto no trata en absoluto de EE.UU. bombardeando un país indefenso; sino que por el contrario trata de cómo los EE.UU. mataron a un líder de una organización militar extranjera que trataba de tomar el poder del gobierno iraquí. Líder de una organización que estuvo implicada en la represión y muertede cientos de manifestantes iraquíes, que solo querían un país menos corrupto y con una mejor democracia (lo que pasa por eliminar la influencia de las milicias proiranies y los cuerpos armados de República Islámica de Irán).

Te has suscrito correctamente a The Political Room
¡Bienvenido! Has iniciado sesión correctamente.
¡Excelente! Te has registrado correctamente.
¡Éxito! Su cuenta está completamente activada, ahora tiene acceso a todo el contenido.