Las olas del terrorismo y las insurgencias del futuro (II)
En la primera parte vimos cómo, poco después del 11-S, el académico David C. Rapoport propuso una clasificación histórica del terrorismo en sucesivas olas. Su propósito era darle un contexto en el largo plazo a los acontecimientos que acababan de suceder en Estados Unidos y que habían generado una enorme conmoción e incertidumbre.
Aquel trabajo no sólo fue influyente porque el concepto de las cuatro olas históricas del terrorismo fue ampliamente citado en trabajos que trataban el fenómeno del terrorismo salafista-yihadista, sino porque numerosos académicos lo usaron de base para especular sobre la naturaleza de una futura quinta ola terrorista estudiando patrones emergentes.

Uno de esos autores inspirados por la obra e ideas de David C. Rapoport es Robert J. Bunker. Con la novedad de dirigir su atención al fenómeno de las insurgencias y no estrictamente del terrorismo. En 2016 publicó una obra breve pero ambiciosa en el que trató de anticipar las formas futuras del fenómeno: Old and New Insurgecy Forms. Lo interesante de este trabajo es que Robert J. Bunker hace un extenso repaso del estado de la cuestión para estudiar las clasificaciones propuestas por otros autores.
Bunker encuentra una extensa bibliografía de autores que proponen clasificaciones de las insurgencias pasadas, contemporáneas y futuras. Bunker las agrupa, ya que muchas de ellas se solapan y repiten, para proponer su propia clasificación simplificada. De hecho, menciona explícitamente que su trabajo se inspira en el previo de David C. Rapoport y Jeffrey Kaplan sobre el concepto de olas históricas.
Las formas pasadas de insurgencia Bunker las denominada “legado” (legacy), un término empleado en las fuerzas armadas para denominar a sistemas de armas y tecnologías heredadas de una generación anterior. Se trata de las insurgencias aparecidas antes de o durante la Guerra Fría. Algunos de los fenómenos de este periodo aún subsisten, de ahí la elección del término.
Las formas de insurgencias del pasado son cuatro.
La anarquista. Aparece en la década de 1880 y es especialmente relevante en Rusia y los Balcanes, aunque su acción se hace sentir en todo el mundo por la repercusión de magnicidios como el del zar Alejandro II de Rusia en 1881 o el del presidente McKinley en Estados Unidos en 1901. El terrorismo anarquista llegó a España, con ataques terroristas como el del Teatro del Liceo de 1893 o el atentado contra el rey Alfonso XII de España tras su boda en 1906.

Bunker señala la persistencia del fenómeno con grupos como el Black Bloc, activo en las protestas del movimiento antiglobalización (1999-2001) y en grandes cumbres internacionales. Curiosamente, aparece también la Organización Revolucionaria 17 de Noviembre pero este grupo griego se define como marxista-leninista. La violencia anarquista seguiría existiendo en Grecia a través de otros grupos como Lucha Revolucionaria, a la que se atribuye un ataque con lanzagranadas contra la embajada estadounidense en Atenas en 2007.
La separatista. Es un tipo de insurgencia que Bunker señala arranca en la década de 1920 con la violencia en Irlanda y que tiene un largo recorrido con varias formas. Desde el separatismo irlandés, vasco y albanokosovar en Europa, a las luchas anticoloniales como la del movimiento Mau Mau en Kenia en los años 50 o el indigenista en México con la irrupción pública del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas el 1 de enero de 1994, día de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre Estados Unidos, México y Canadá.
La popular maoísta. Su punto de partida es el triunfo de la estrategia de revolución armada dirigida por Mao Zedong en China en 1949. Hasta aquel entonces, la teoría marxista-leninista establecía que la revolución sólo era posible en sociedades avanzadas con un cierto grado de desarrollo industrial. La revolución maoísta fue campesina, con fuerzas guerrilleras tomando el control de las áreas rurales y aislando progresivamente las grandes ciudades. Por tanto, fue este modelo chino el que fue seguido en todo el Tercer Mundo durante la Guerra Fría.
La urbana de ultraizquierda. Aparece a finales de la década de 1960, tras la agitación social que sacude todo el planeta en 1968, el año que conmocionó al mundo” (Kurlansky, 2004), desde Praga a México D.F., pasando por las universidades de Alemania, Italia y Estados Unidos. El resultado es que jóvenes radicalizados ven con desencanto y frustración que el proletariado industrial no hace la revolución. Así que deciden llevar a cabo atentados terroristas para generar una espiral de violencia que exponga la verdadera naturaleza del Estado capitalista a ojos de la sociedad, aumentando así las “contradicciones del sistema”. Surgen así grupos como el Ejército Rojo Japonés, las Brigadas Rojas italianas o la Fracción del Ejército Rojo alemán.

Las formas contemporáneas de insurgencias son también cuatro.
La primera es la islamista radical. Arranca en 1979, año en que suceden la Revolución Islámica en Irán, el asalto a la Gran Mezquita de la Meca en Arabia Saudita y la invasión soviética de Afganistán. Esta última serviría de crisol para la aparición de la yihad global que representan grupos como Al Qaeda. Como vemos, afecta por igual a la rama sunní y chií del Islam. 1979 es además el año en que comienzo un nuevo siglo de la era islámica, el año 1400 de la Hégira y transforma Oriente Medio. Véase “Oriente Medio y la imaginación geopolítica (1ª parte)”.
La segunda es la insurgencia “democrática liberal”. Es quizás la categoría más polémica porque implica que las fuerzas insurgentes de este tipo aspiran a crear un estado democrático de corte occidental, algo que es discutible si repasamos los detalles de los casos históricos que propone. Por ejemplo, el Congreso Nacional Africano incluía fuerzas comunistas.
Mientras que los rebeldes sirios que aspiraban a crear un estado pluralista fueron rápidamente barridos por fuerzas más radicales. Lo interesante es que Bunker reúne las ideas de otros y si vamos a las fuentes originales encontramos que se pone el énfasis en fuerzas que han servido de proxy a Estados Unidos o que más que demócratas liberales eran “pluralistas”.
La tercera es la insurgencia criminal. Se trata de una idea ampliamente estudiada por múltiples autores, pero Bunker toma fundamentalmente las ideas de John D. Sullivan en 2008. Hace referencia a aquellas formas de crimen organizado que suponen un desafío al estado no sólo porque pretendan sustituirlo tomando el poder, como los señores de la guerra africanos que controlan recursos naturales, sino vaciando su control del territorio. El caso más significativo es el de México, donde los carteles de la droga no pretenden convertirse en autoridad política sino hacer efectivo la autoridad del Estado para actuar con total autonomía.

La cuarta y última es la plutocrática. Es un concepto que Bunker reconoce discutible pero su trabajo sobre el concepto (Bunker y Bunker, 2019) nos hace entender el sesgo con el que opera. La idea aquí es que nos encontramos ante ultramillonarios con un poder económico desmedido que son capaces de evadir la acción de los estados gracias a la ingeniería financiera y el movimiento de capitales a través de los paraísos fiscales.
Se trata de una forma no violenta de socavar el poder del Estado a través de la corrupción y el empleo de lobbies que ayudan a desarrollar legislaciones favorables. Además, se enfrentan a las protestas sociales a través de la actuación de seguridad privada o la actuación desde enclaves protegidos (véase “Net-States: ¿son ya los gigantes de Internet algo más que una empresa?”).
Esta última forma nos presenta un escenario distópico que apunta más hacia el futuro que el presente. Evidentemente, la clasificación taxonómica tiene relevancia meramente académica. Lo relevante es estudiar el fenómeno para anticipar sus formas futuras. Algo que haremos en la próxima parte al repasar las “formas emergentes y potenciales” de insurgencias según Robert J. Bunker.

REFERENCIAS
BUNKER, Robert J.: Old and New Insurgency Forms. Strategic Studies Insitute. U.S. Army War College Press, Carlisle, 2016.
BUNKER, Robert J. y LIGOURI, Pamela: Plutocratic Insurgency Reader. Xlibris, Bloomington, 2019.
KURLANSKY, Mark: 1968. El año que conmovió el mundo. Destino, Barcelona, 2004.
SULLIVAN, John P.: “Transnational gangs: The impact of third generation gangs in Central America”. Air and Space Power Journal. Enero 2008.